viernes, 9 de noviembre de 2007
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viernes, 26 de octubre de 2007
viernes, 22 de junio de 2007
25/05/07: La vacunación redujo a cero los trasplantes por hepatitis A
En apenas dos años, los casos de esta infección pasaron de 50.000 a 8000 anuales
A casi dos años de la introducción de la vacuna contra la hepatitis A en el calendario vacunatorio oficial, su uso masivo en la Argentina ha demostrado revertir la hasta ese momento creciente tendencia en el impacto de esta enfermedad, que, en sus casos más graves, puede causar la muerte o poner a la persona en necesidad de un trasplante de hígado.
"En 2006 se notificaron sólo 8000 casos de hepatitis A en todo el país, contra los más de 50.000 casos registrados en 2004, en el momento pico de esta enfermedad", dijo a LA NACION el doctor Eduardo López, médico infectólogo a cargo del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, que a principios de mes disertó sobre el impacto de la vacuna en el XII Congreso Latinoamericano de Infectología Pediátrica, en San José, Costa Rica.
La hepatitis A, que se transmite de persona a persona o a través de alimentos contaminados, afecta principalmente a los niños en edad escolar, que representan alrededor del 40% de los casos, seguidos por los adolescentes y los adultos jóvenes. Entre 2000 y 2004 se produjeron 150.000 casos de esta enfermedad, cuya incidencia fue aumentando, hasta que en 2005 se introdujo la vacuna en el calendario vacunatorio oficial.
A partir de ese momento, no sólo se redujeron abruptamente los casos de hepatitis A, sino también los trasplantes de hígado causados por la enfermedad.
"Hasta 2004 se producían aproximadamente 20 trasplantes hepáticos en el país como resultado de la hepatitis A fulminante, pero desde mediados de 2006 no hemos recibido ningún caso argentino de esta enfermedad que requiriera un trasplante de hígado en los cuatro principales centros de trasplante del país", dijo a LA NACION el doctor Roberto Debbag, médico principal del Servicio de Infectología del hospital Garrahan.
Debbag presentó en el último Congreso Internacional de Trasplantes Pediátricos, realizado en abril, en Cancún, México, un resumen de la experiencia en trasplantes hepáticos de los hospitales Garrahan, Italiano y Austral, y de la Fundación Favaloro. Allí se consigna el impacto real de la vacuna: desde mediados de 2006 los únicos trasplantes por hepatitis A fulminante realizados en el país fueron en pacientes provenientes de Uruguay.
"Al reducir la demanda de hígados para trasplante, la introducción en el calendario vacunatorio de la vacuna antihepatitis A produjo también una mayor disponibilidad de estos órganos", agregó el doctor Debbag. Pero más allá de los logros obtenidos con la incorporación de la vacuna, algunos especialistas sugieren que todavía falta mucho por hacer.
Hoy, en la Argentina, al cumplir su primer año de vida, los bebes deben recibir una dosis de vacuna antihepatitis A, según estipula el calendario vacunatorio oficial. Sin embargo, las vacunas disponibles han sido desarrolladas para ser administradas en dos dosis. ¿Por qué una sola dosis?
¿Una o dos dosis?
Más allá de una cuestión de costos -cada dosis cuesta 7 dólares y en la Argentina nacen 700.000 chicos por año...-, la idea de que una sola dosis basta para conferir inmunidad responde a una hipótesis científica. "Existen vacunas en las cuales, después de que los individuos han sido vacunados, el mismo virus contra el que brindan protección potencia ese efecto protector", explicó a LA NACION el doctor Pablo Bonvehí, jefe de infectología del Cemic y coordinador de la Comisión de Vacunas de la Sociedad Argentina de Infectología.
Pero este fenómeno parece no ocurrir con la vacuna antihepatitis A en una sola dosis. "Aunque en el corto plazo una sola dosis produce una inmunización rápida y altamente efectiva, un reciente estudio realizado en China mostró que, a los 8 años de la vacunación, el esquema completo sigue ofreciendo una protección del 98%, mientras que el esquema monodosis sigue protegiendo sólo al 72%", comentó el doctor López.
"Si los resultados de este estudio son confirmados por otros trabajos, entonces no deberíamos dejar de dar una segunda dosis, porque, de lo contrario, de aquí a unos años, va a haber un 28% de chicos vacunados que van a dejar de estar protegidos -opinó López-. Y esto va a ocurrir todos los años, hasta que en algún momento vuelva a producirse un brote de hepatitis A."
Un estudio internacional del que participó la Argentina, que determinó qué porcentaje de los niños poseen anticuerpos protectores contra la hepatitis A (ya sea gracias a la vacunación como debido al contacto con el virus salvaje), muestra que el porcentaje de inmunización va decayendo con el tiempo.
"Estudiamos a 1878 chicos de la ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense, el Chaco, Córdoba, Santa Cruz y Jujuy, y observamos que hasta los 4 años sólo el 25% tenía anticuerpos protectores, entre los 5 y los 9 años ya el 48% tenía anticuerpos, y que entre los 10 y los 14 años esa protección alcanzaba al 52% -sintetizó López-. Este estudio sugiere que hay población grande en la Argentina que aún hoy está sin protección ante la hepatitis A."
Consultadas por LA NACION, fuentes del Ministerio de Salud dijeron que no se espera que haya cambios en el esquema de vacunación contra la hepatitis A en los próximos 3 a 5 años. Sólo entonces habrán culminado estudios en curso de ese ministerio sobre el impacto de la introducción de esa vacuna en el calendario oficial.
Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION
FUENTE:
Ciencia/Salud
Publicado en la ed. impresa: Ciencia/Salud
Noticias Archivo Viernes 25 de mayo de 2007 Ciencia/Salud Nota Desde que se introdujo en el calendario oficial
A casi dos años de la introducción de la vacuna contra la hepatitis A en el calendario vacunatorio oficial, su uso masivo en la Argentina ha demostrado revertir la hasta ese momento creciente tendencia en el impacto de esta enfermedad, que, en sus casos más graves, puede causar la muerte o poner a la persona en necesidad de un trasplante de hígado.
"En 2006 se notificaron sólo 8000 casos de hepatitis A en todo el país, contra los más de 50.000 casos registrados en 2004, en el momento pico de esta enfermedad", dijo a LA NACION el doctor Eduardo López, médico infectólogo a cargo del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, que a principios de mes disertó sobre el impacto de la vacuna en el XII Congreso Latinoamericano de Infectología Pediátrica, en San José, Costa Rica.
La hepatitis A, que se transmite de persona a persona o a través de alimentos contaminados, afecta principalmente a los niños en edad escolar, que representan alrededor del 40% de los casos, seguidos por los adolescentes y los adultos jóvenes. Entre 2000 y 2004 se produjeron 150.000 casos de esta enfermedad, cuya incidencia fue aumentando, hasta que en 2005 se introdujo la vacuna en el calendario vacunatorio oficial.
A partir de ese momento, no sólo se redujeron abruptamente los casos de hepatitis A, sino también los trasplantes de hígado causados por la enfermedad.
"Hasta 2004 se producían aproximadamente 20 trasplantes hepáticos en el país como resultado de la hepatitis A fulminante, pero desde mediados de 2006 no hemos recibido ningún caso argentino de esta enfermedad que requiriera un trasplante de hígado en los cuatro principales centros de trasplante del país", dijo a LA NACION el doctor Roberto Debbag, médico principal del Servicio de Infectología del hospital Garrahan.
Debbag presentó en el último Congreso Internacional de Trasplantes Pediátricos, realizado en abril, en Cancún, México, un resumen de la experiencia en trasplantes hepáticos de los hospitales Garrahan, Italiano y Austral, y de la Fundación Favaloro. Allí se consigna el impacto real de la vacuna: desde mediados de 2006 los únicos trasplantes por hepatitis A fulminante realizados en el país fueron en pacientes provenientes de Uruguay.
"Al reducir la demanda de hígados para trasplante, la introducción en el calendario vacunatorio de la vacuna antihepatitis A produjo también una mayor disponibilidad de estos órganos", agregó el doctor Debbag. Pero más allá de los logros obtenidos con la incorporación de la vacuna, algunos especialistas sugieren que todavía falta mucho por hacer.
Hoy, en la Argentina, al cumplir su primer año de vida, los bebes deben recibir una dosis de vacuna antihepatitis A, según estipula el calendario vacunatorio oficial. Sin embargo, las vacunas disponibles han sido desarrolladas para ser administradas en dos dosis. ¿Por qué una sola dosis?
¿Una o dos dosis?
Más allá de una cuestión de costos -cada dosis cuesta 7 dólares y en la Argentina nacen 700.000 chicos por año...-, la idea de que una sola dosis basta para conferir inmunidad responde a una hipótesis científica. "Existen vacunas en las cuales, después de que los individuos han sido vacunados, el mismo virus contra el que brindan protección potencia ese efecto protector", explicó a LA NACION el doctor Pablo Bonvehí, jefe de infectología del Cemic y coordinador de la Comisión de Vacunas de la Sociedad Argentina de Infectología.
Pero este fenómeno parece no ocurrir con la vacuna antihepatitis A en una sola dosis. "Aunque en el corto plazo una sola dosis produce una inmunización rápida y altamente efectiva, un reciente estudio realizado en China mostró que, a los 8 años de la vacunación, el esquema completo sigue ofreciendo una protección del 98%, mientras que el esquema monodosis sigue protegiendo sólo al 72%", comentó el doctor López.
"Si los resultados de este estudio son confirmados por otros trabajos, entonces no deberíamos dejar de dar una segunda dosis, porque, de lo contrario, de aquí a unos años, va a haber un 28% de chicos vacunados que van a dejar de estar protegidos -opinó López-. Y esto va a ocurrir todos los años, hasta que en algún momento vuelva a producirse un brote de hepatitis A."
Un estudio internacional del que participó la Argentina, que determinó qué porcentaje de los niños poseen anticuerpos protectores contra la hepatitis A (ya sea gracias a la vacunación como debido al contacto con el virus salvaje), muestra que el porcentaje de inmunización va decayendo con el tiempo.
"Estudiamos a 1878 chicos de la ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense, el Chaco, Córdoba, Santa Cruz y Jujuy, y observamos que hasta los 4 años sólo el 25% tenía anticuerpos protectores, entre los 5 y los 9 años ya el 48% tenía anticuerpos, y que entre los 10 y los 14 años esa protección alcanzaba al 52% -sintetizó López-. Este estudio sugiere que hay población grande en la Argentina que aún hoy está sin protección ante la hepatitis A."
Consultadas por LA NACION, fuentes del Ministerio de Salud dijeron que no se espera que haya cambios en el esquema de vacunación contra la hepatitis A en los próximos 3 a 5 años. Sólo entonces habrán culminado estudios en curso de ese ministerio sobre el impacto de la introducción de esa vacuna en el calendario oficial.
Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION
FUENTE:
Ciencia/Salud
Publicado en la ed. impresa: Ciencia/Salud
Noticias Archivo Viernes 25 de mayo de 2007 Ciencia/Salud Nota Desde que se introdujo en el calendario oficial
viernes, 20 de abril de 2007
Introducción a las Hepatitis
Las hepatitis afectan al hígado. Los seres humanos necesitan que su hígado esté sano. Este órgano desempeña muchas funciones para mantenerlos vivo. El hígado combate las infecciones y detiene las hemorragias. Elimina medicamentos, drogas y otras sustancias tóxicas del torrente sanguíneo. También almacena energía que puede usarse en caso necesario.
La hepatitis A es una enfermedad infecciosa producida por el virus de la hepatitis A (VHA) que provoca una inflamación aguda del hígado en la mayoría de los casos.
La hepatitis B es una enfermedad del hígado. La hepatitis B hace que el hígado se inflame y deje de funcionar correctamente. Puede causar una infección aguda y persistir en la sangre toda la vida.
La hepatitis C es una enfermedad infectocontagiosa que afecta al hígado, producida por infección con el virus de la hepatitis C (HCV). La hepatitis hace que el hígado se inflame y deje de funcionar bien.
La hepatitis A es una enfermedad infecciosa producida por el virus de la hepatitis A (VHA) que provoca una inflamación aguda del hígado en la mayoría de los casos.
La hepatitis B es una enfermedad del hígado. La hepatitis B hace que el hígado se inflame y deje de funcionar correctamente. Puede causar una infección aguda y persistir en la sangre toda la vida.
La hepatitis C es una enfermedad infectocontagiosa que afecta al hígado, producida por infección con el virus de la hepatitis C (HCV). La hepatitis hace que el hígado se inflame y deje de funcionar bien.
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